MULTITUDINARIA Y EMOCIONANTE MANIFESTACIÓN DE REPULSA EN MURCIA A LOS CRÍMENES ISRAELÍES EN LA FRANJA DE GAZA
Emocionante mestizaje
Pero lo que se pudo constatar, tanto por las personas participantes como por la multitud que presenció la marcha que, desde la plaza Circular de Murcia condujo a la comitiva hasta la Delegación del Gobierno en la capital, es que, cuando tantas voces interesadas aluden constante y machaconamente a los supuestos peligros que, para la estabilidad social, plantea el fenómeno de la inmigración, la manifestación del pasado sábado en Murcia fue un hermoso ejemplo de convivencia y comunión intercultural en una Murcia que camina hacia el mestizaje, un hecho que, indudablemente, nos enriquecerá colectivamente a quienes poblamos estas tierras murcianas. Efectivamente, cánticos y consignas, en árabe y español, expresaban la indignación ante la tragedia de Gaza, pero fueron también, junto con la gran cantidad de pañuelos palestinos (“kufiyas”) anudados al cuello, símbolos de un hermanamiento que, a menos que se tenga un mínimo de sensibilidad, no pudo pasar desapercibido para nadie. Los múltiples testimonios de agradecimiento de ciudadanos y ciudadanas árabes por el apoyo prestado por la ciudadanía autóctona de Murcia que, a lo largo de estos días, ha podido recoger este cronista, tanto en las anteriores concentraciones habidas como en la propia manifestación, así lo atestiguan.
Veinte mil gargantas claman contra la barbarie
Y, ante eso, poco importan las cifras de personas que secundaron ayer la convocatoria. Soy de los que piensan que las fuerzas de seguridad, los medios de comunicación y las organizaciones convocantes debiéramos dotarnos ya de un medio fiable de cálculo para que el baile de cifras no sea la constante a la hora de referir los apoyos que reciben las distintas convocatorias ciudadanas. Pero no es arriesgado cifrar en cerca de 20.000 las personas que colapsaron las calles de la ciudad. Pues, cuando la comitiva hizo una parada y una sentada al alcanzar la cabeza de la manifestación la plaza Martínez Tornel, la Gran Vía se encontraba abarrotada de gente y ese espacio ocupa una superficie -que en alguna ocasión he medido- no inferior a los 10.000 metros cuadrados. Por ello, no es de recibo que la Policía rebajase la cifra a unas 5.000 personas, cuando en la propia Delegación del Gobierno, una funcionaria daba un cálculo aproximado de 15.000.
Organizaciones de apoyo y pancartas
La gravedad de los acontecimientos de Gaza ha hecho que de una convocatoria inicial de concentraciones a cargo de la Asociación de Solidaridad con el Pueblo Palestino se pasara, en la manifestación de ayer, a que ésta fuera convocada por una Plataforma de Apoyo que cuenta con más de veinte asociaciones, partidos, y sindicatos en su seno. Así, la pancarta unitaria que abría la manifestación de ayer -con la leyenda “Por una paz justa y duradera en Oriente Próximo. Alto el fuego en Gaza. Fuera Israel de las tierras palestina. Cumplimiento inmediato de las Resoluciones de la ONU. Estado Palestino ya”- , la encabezaban bastantes más personas representativas de colectivos que las que se consignan en los medios de comunicación, pues, junto a los representantes de los partidos IURM y PSRM-PSOE, también se encontraban los líderes de los grandes sindicatos y de STERM-La Intersindical, miembros del Foro Ciudadano, Foro Social, las Juventudes (socialista y comunista), PCRM, Federación de Asociaciones de Vecinos, Asociaciones Islámicas, etc. Detrás, multitud de carteles y pancartas, con leyendas tales como “La comunidad islámica Al Andalus condena la matanza de Gaza”; “No al holocausto del siglo XXI” (Estudiantes de la Universidad de Murcia); “Paremos la guerra. Otro mundo es posible· (Foro Social); “Estado sionista. Estado fascista” (Plataforma antifascista de Cartagena); “Gaza=Auschwitz” (Coordinadora Antifascista del Sureste); “60 años de Nakbah. Estado palestino ya” (Plataforma de solidaridad con Palestina); “La comunidad musulmana de Murcia condena el terrorismo”; “Stop al genocidio palestino. Contra el imperialismo y el sionismo” (Ciudadanos por la República)… A la altura de la Avenida de la Constitución, una pancarta anónima, con personas que cubrían su rostro con máscaras, recordaba que el Estado Español vende armas a Israel. Sin embargo, ese extremo, en aras de conservar la unidad de la convocatoria, no fue esgrimido en ningún momento por las personas manifestantes. Un ataúd con las siglas de la ONU simbolizaba la parálisis de esta institución ante la masacre de Gaza, mientras que la proliferación de ramas de olivo expresaban los deseos de alcanzar pronto una paz duradera para la zona.
Los niños y las niñas, protagonistas
Como un hecho más a destacar, junto con la presencia notable de mujeres musulmanas, la participación así mismo de niños y niñas en la manifestación, que se prestaban diligentemente a ser fotografiados portando carteles de mano con leyendas tales “Podemos vivir en un mundo sin guerras”, “Genocidio sionista” o “Vosotros, sionistas, sois los terroristas”, y que, al final del recorrido, se apostaron junto a la pancarta de cabecera. Durante la marcha, la pancarta de cabeza iba precedida, así mismo, de algunos de esos niños y niñas y de una joven portando una bandera palestina.
Poesía y comunicado final
Al concluir la manifestación en la puerta de la Delegación del Gobierno, los responsables de la organización de la marcha insistieron repetidamente a la gente que dejaran sitio, pues una ingente cantidad de personas aún no habían podido alcanzar ese espacio, habida cuenta de lo numerosa que fue la respuesta ciudadana. A continuación, el grupo de teatro Edmundo Chacour, dirigido por Manoli Sevilla, dio lectura a unos poemas que precedieron a la lectura del comunicado conjunto que, en esta ocasión, corrió a cargo de Paco Jarauta, catedrático de Filosofía de la Universidad de Murcia. Una delegación de los convocantes procedió, posteriormente, a entregar una copia de ese comunicado a José Camarasa, Secretario de esa Delegación -en ausencia de su titular, Rafael González Tovar-, quien se comprometió a remitirlo al Gobierno de la Nación.
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