16/9/08

EN ÁGUILAS HUELE A PODRIDO


Carta abierta al alcalde de Águilas, Juan Ramirez Soto
Pepe Aguado.
Excelentísimo señor:
En Águilas huele a podrido.
Aunque parezca una locución propia de un título de prensa sensacionalista, es la pura realidad y así hay que decirlo: a pesar de que todas las noches cierro puertas y ventanas a cal y canto, para evitar que se cuelen los malos olores que circulan libremente por el barrio, casi todas las mañanas, cuando me levanto, se nota en el ambiente un tufillo pestilente, que irrita los ojos y produce picor en la piel, cuya procedencia no he logrado esclarecer todavía, pues hay vecinos que dicen que se debe a una depuradora; otros, que al estiércol con que abonan los campos, y otros, que a un vertedero de basuras.

Como, en definitiva, no podía determinar con exactitud el origen de tan indeseables fragancias, decidí dirigirme a la cabeza responsable del bienestar, tanto el general como especialmente el sanitario, de todos los que moramos en esta preciosa ciudad, que es usted, nuestro Alcalde, Excelentísimo Sr. D. Juan Ramírez Soto. En mi escrito le preguntaba las causas y posibilidades de solución de esta fetidez ambiental y, al mismo tiempo, me presentaba a usted como aguileño de reciente incorporación y me ofrecía como músico y escritor para cualquier colaboración desinteresada. Usted, Excelentísimo Señor, haciendo, una vez más, alarde de su sentido peculiar de la educación, la responsabilidad y el respeto a los ciudadanos, no me ha respondido todavía. Transcurrido mucho tiempo, cuando comenté a la Concejal de Cultura, Dñª. Clara Valverde, que el alcalde era un patán palurdo e irresponsable, completamente indigno para representar a este pueblo, merecí, días después, una llamada de la mencionada edil, para decirme que el Sr. Alcalde le había pedido que se pusiese en contacto conmigo, para tratar los asuntos culturales; pero de los malos olores, ni palabra: sigo esperando respuesta, después de casi un año.

Todos los vecinos con quienes comenté mi intención de enviar el escrito mencionado me aconsejaron que no perdiese el tiempo, porque usted no me respondería; pero yo les aseguré que no era una pérdida de tiempo, ya que, si no contestaba, el acuse de recibo del escrito presentado me serviría para poder demostrar en cualquier momento que al Alcalde de Águilas, Excelentísimo Sr. D. Juan Ramírez Soto, no le importa para nada en absoluto ni la cultura ni los malos olores que tengamos que soportar los vecinos, ya que su atención parecía estar centrada en otras actividades; urbanísticas, según unos, y judiciales, según otros.

Esta opinión mía de que a usted no le importan en absoluto la cultura, los malos olores, la suciedad ni el descuido en que se encuentra nuestro pueblo contrasta radicalmente con las alabanzas que profirió a su favor un señor llamado Miguel Olmos, quien tuvo la osadía de quedar en ridículo al decir desde un escenario que el acto al que asistíamos se debía a que "el Alcalde de Águilas, Juan Ramírez Soto, apuesta por la cultura". A mí me da la impresión de que usted es completamente refractario a ella, tanto para adquirirla personalmente como para fomentarla en el pueblo del que es Alcalde.

En una conversación mantenida con un vecino, le relaté mis experiencias con el Ayuntamiento de Águilas y él me respondió: "No olvides que esto es el cortijo del Charqueles". Vino a mi memoria la canción del "Cortijo famoso de los Mimbrales", donde se reunía "to er señorío" para la fiesta vaquera, y hasta me ilusioné con la esperanza de ser invitado algún día a una de estas celebraciones. Picado por la curiosidad, pregunté e mi interlocutor: "¿Dónde está ese cortijo?". Él, tras una sonora carcajada, me respondió: "No, hombre. No. El Charqueles es el Alcalde y Águilas, su cortijo, porque aquí hace lo que le da la gana".

Entonces entré en situación y se desmoronaron mis ilusiones de participar en la fiesta vaquera. Además pensé que, aunque el Excelentísimo Señor Alcalde me invitase, ¿qué podría hacer yo? ¿Qué tema de conversación podría mantener con tan ilustre personaje? Reconozco con humildad que este seguro servidor, criado entre dignísimos paletos alcarreños a veces analfabetos, no está acostumbrado a esos ambientes, por no haberlos frecuentado.

Después, empecé a observar el estado de limpieza en que se encuentra la ciudad, que las calles no tienen placas para identificarlas, que hay talleres mecánicos que tienen las aceras invadidas con vehículos pendientes de reparación, que hay automóviles que obstruyen sin ningún reparo los pasos de minusválidos, que el apeadero de El Labradorcico (una puerta de entrada a la ciudad) da una imagen pésima por sus descuido y suciedad, que hay jóvenes que recorren las calles con vehículos que parecen discotecas ambulantes, que se derrochan 20.000 euros para que David Bisbal pronuncie un pregón de Carnaval de mal gusto, con unos versos absurdos y sin pies ni cabeza, que dieron una imagen burda de este pueblo, que contrasta con su belleza.

Cuando empecé a vivir en Águilas y me di cuenta del estado de descuido en que se encontraba la ciudad, me asaltaron las dudas y pensé "¿Es que este pueblo no tiene alcalde?". Después descubrí que sí lo tenía, cuando vi que, en una carpa enorme instalada en el puerto, subía un individuo, al que presentaron como el Sr. Alcalde, que me dejó sorprendido, tanto por su presencia como por la elocuencia de las palabras que pronunció. Aquel individuo era usted, Excelentísimo Sr. D. Juan Ramírez Soto. Perdone mi sinceridad; pero en un pueblo tan bonito contrasta un alcalde tan feo.

Comentando con la Concejal de Cultura, Dñª. Clara Valverde, la intervención de David Bisbal en los carnavales de 2008, me argumentó que daba prestigio a Águilas y atraía turismo. Mi respuesta fue que, en mi opinión, Águilas tenía ya atractivos más que de sobra sin necesidad de tanto derroche para hacer una patochada y que daba la impresión de que lo único importante era hacer un gasto excesivo, innecesario y absurdo, con un dinero de todos, que podía tener una aplicación mucho más digna para cubrir otras necesidades.

Algunos vecinos, considerando mi poca experiencia en temas aguileños por ser un recién llegado, me advirtieron: "Aquí no te metas con el Alcalde, si no quieres que se te cierren todas las puertas. Es muy vengativo y, sin dar la cara, tratará de hacerte la vida imposible". Comprendí que tendrían razón, pues uno ya es zorro viejo y, por experiencias anteriores, sabía que todas las personas de esta índole siguen esquemas de conducta similares; pero, a pesar de todo, un día fui invitado a una tertulia de Canal Águilas y se me ocurrió, consciente e intencionadamente, decir "Águilas es una joya de pueblo; pero tiene un Ayuntamiento que es una vergüenza". Al calificarlo así, no me refería al bello edificio decimonónico donde tiene su sede, sino a ustedes, las autoridades responsables de su gobierno, y, al utilizar la palabra vergüenza, no aludía al exceso, sino a la escasez con que perciben ustedes esa sensación.

El vaticinio se cumplió: el Sr. Sergio Jerez (Canal Águilas) y la Srª. Isabel Reverte (Águilas Noticias) fueron los primeros que se encargaron de demostrármelo, lo que hace pensar seriamente que usted tiene una habilidad especial o medios, tal vez económicos, para manejar los hilos de muchas marionetas.

Otro detalle de su habilidad para estos tejemanejes es su facilidad para lubricar situaciones ásperas, tensas o adversas. Tenemos un ejemplo en el pleno celebrado el día 18 de marzo, en el que tras una votación contraria para su proyecto, suspendió la sesión, se encerró con dos concejales de MASd y, cuando salieron, éstos cambiaron su voto, antes negativo, para favorecer la posición que a usted le convenía. Nadie sabe cuál fue el lubricante utilizado; pero hay motivo para suponer que pudo ser aceite Repsol, grasa consistente, vaselina o incluso alguien podría pensar en la mediación de suculentos euros (tan eficaces para atenuar remordimientos de conciencia) o quién sabe si alguna promesa de recalificación.

Un vecino me ha aconsejado que consulte un periódico de Águilas, porque en él podría encontrar cosas importantes sobre usted. He averiguado en el recurso habitual de Internet y he encontrado la página. Supongo que usted se ha querellado y ganado el pleito, pues lo que en ella se insinúa es muy grave y daña seriamente su prestigio, ya que esa campaña de difamación cuenta con el apoyo valiosísimo de que, cuando he buscado en Google las palabras "Juan Ramírez Soto corrupción", han aparecido muchas entradas que dan pie a serias sospechas de usted no es una persona no muy honesta.

Excelentísimo Sr. Alcalde, por culpa de ustedes, los componentes de ese Ayuntamiento, el prestigio de Águilas está atravesando una auténtica crisis y su nombre se ve mancillado en las portadas de los periódicos. Es posible que a ustedes no les afecte para nada esta publicidad, si todavía no tiene otras repercusiones más dolorosas que se interpongan a sus proyectos; pero a los aguileños nos avergüenza que nuestro pueblo, que debería ser famoso exclusivamente por su belleza, su clima y demás atractivos, se vea en el ojo del huracán de los medios de comunicación por actos que, por muy presuntos que sean todavía, no dejan de ser indicios evidentes de corrupción institucionalizada.

Ustedes, cuando aparecen en público o en algún programa de televisión, se deshacen en declaraciones de amor inalterable a nuestro pueblo y garantizan que lo único que pretenden es trabajar con ahínco por el bien de todos los que moramos aquí; pero no son capaces de darse cuenta de que, en los actos de comunicación, cuentan no sólo las palabras, sino también lo que se llama "lenguaje corporal". El tartamudeo, el movimiento de las manos, la mirada, el énfasis que se impone cuando se quiere convencer de algo que el hablante sabe perfectamente que es mentira e infinidad de detalles dan un número extraordinario de pistas a cualquier persona dotada de un ápice de habilidad para captar la psicología de un individuo.

Esos detalles, incontrolados por ustedes, me hacen sospechar que entre las palabras y las intenciones de algunos de ustedes hay una diferencia abismal. Esta sospecha ha disminuido sus dudas inherentes cuando he observado recientemente al tránsfuga Clemente García, acogido por ustedes con tanto entusiasmo, asegurando que ha cambiado de partido para dar gobernabilidad al Ayuntamiento. Ofrece una imagen tan lamentable que hace pensar que se da cuenta de que nadie va a creerlo y, además, siente vergüenza de sí mismo. Es cierto que, cuando se concede a un partido la mayoría absoluta, se eleva al infinito el nivel de gobernabilidad; pero falta saber si eso es beneficioso para Águilas y, sobre todo, si es ésa su verdadera intención. A muchos nos escama tanta generosidad y entrega desinteresada de D. Clemente García; más aún cuando, según se deduce de la prensa, con su actuación (tal vez desinteresada, pues nadie ha hablado todavía de maletines) da pie para pensar que se somete a la voluntad de un negociante (Trinitario Casanova) que tiene fuertes intereses pendientes de decisiones en las que podría influir el Ayuntamiento. Para ello, este edil no tiene ningún reparo para colaborar con un partido y un persona (usted) que se encuentran bajo imputación judicial por actos de corrupción urbanística.

En la portada del periódico Forum Levantino, del 5 del mes en curso, se lee: "Clemente asegura que no dejará la política porque no hizo ‘nada ilegal' con Casanova". Mi desconocimiento de las leyes vigentes me impiden la osadía de quitarle la razón: es posible que todo sea legal. Ahora bien, aunque no soy un ciudadano especialmente versado en legislación, sí que puedo hablar de honestidad, con la solvencia suficiente para asegurar que ustedes están cometiendo un acto deshonesto: él, por traicionar a sus votantes, y usted, por aprovecharse de esa traición para convertirse en dueño y señor absoluto de este "cortijo".

Es evidente e indiscutible que los adjetivos "honesto" y "legal" no son sinónimos ni mucho menos. Una persona decente, procura que sus actos sean honestos; pero los sinvergüenzas se conforman con que parezcan legales, incluso aunque no lo sean. Con esto, me limito simplemente a filosofar y no estoy acusando a nadie de nada. La Justicia dictaminará, si es que puede, e incluso hay posibilidad de que su dictamen no esclarezca la situación y se mantengan las dudas.

Excmº. Sr. Ramírez Soto, es posible que sean ustedes unos auténticos santos; pero, ante los aguileños con quienes he hablado de este tema, dan ustedes la imagen de formar una mafia compacta que cuenta con la protección y el amparo de entidades superiores, tanto de Murcia como de Madrid, pues todo el mundo sabe lo que ocurre y, si sus partidos políticos tuviesen un ápice de esa dignidad de la que tanto presumen en los mítines, tomarían alguna medida para erradicar tanto desmadre absurdo y desvergonzado.

Águilas no es ni el cortijo del Charqueles, como me dijo aquel vecino, ni un negocio privado de nadie y quien lo considere como tal actúa de una forma corrupta y desvergonzada, aunque sus felonías queden impunes, por la posible defensa que pueda recibir de personas no menos corruptas que dirigen organismos superiores.

En un periódico y con una fecha del 22 de marzo de 2007 leo palabras del Presidente de la Comunidad Autónoma, refiriéndose a la gestión de usted: "está haciendo una labor extraordinaria y modernizando Águilas... Este no es el Águilas que yo pude haber conocido en otros tiempos, antes de que tuviera la máxima responsabilidad Juan Ramírez, y ustedes mismos pueden comprobar el desarrollo y el crecimiento ordenado que se está haciendo en Águilas, que además de ordenado es inteligente". Si dice todo esto, siendo conocedor de la imputación que tiene usted en el asunto de La Zerrichera, está claro que lo defiende a usted "a muerte", haga lo que haga y sin problemas de conciencia.

Por tanto, si usted cuenta con la defensa incondicional de Valcárcel y Rajoy y la ayuda de un tránsfuga y, encima, no tiene ningún problema de pudor ni vergüenza por su trayectoria ni por los últimos acontecimientos, ¿qué podemos esperar ya los aguileños?

De todas formas, no olvide que nada es eterno y los cargos, menos aún. Una suegra mía decía que "más vale ser bruto que alcalde, porque el alcalde cesa algún día; pero al que es bruto, no hay quien se lo quite en toda su vida". No hay duda, Excelentísimo Sr. Ramírez Soto, de que usted dejará usted de ser alcalde algún día.

Le ruego, una vez más, que me explique por qué, tanto cuando me acuesto como cuando me levanto, huele a podrido en mi casa y en mi barrio y, por su bien, le aconsejo que no permita que su silencio sea, de nuevo, un testimonio de su irresponsabilidad, su zafiedad y su mala educación. Entre las obligación por las que cobra un buen sueldo, está atender esta demanda.

Si, como deduzco después de haberlo oído hablar varias veces en público, tiene usted alguna dificultad para comprender plenamente el contenido de este escrito, puede recurrir a cualquier persona de confianza para que se lo explique o, en el peor de los casos, me responsabilizaría yo de que alguien se encargase de hacerle ese favor.

Comentando este escrito con una vecina de este pueblo, se ha quejado de que es una vergüenza para Águilas que en el programa Protagonistas, del prestigioso locutor Luis del Olmo, le hayan dado a su Alcalde (usted, Excelentísimo Señor) el premio TARUGO.

Le prometo que, si no considera este escrito digno de su respuesta, me dedicaré a la placentera labor de recopilar más datos y escribir un libro con la historia de su paso por la Alcaldía y lo titularé:

Águilas = Belleza.
Aguileños = Nobleza.
Aguiluchos = Rapiña

Este libro llevará en la portada su fotografía y, para estar a la altura de la fama y el prestigio que usted merece, lo escribiré en verso.

Antes de despedirme, Sr. Alcalde, quiero decirle que usted me da lástima. Usted tiene un complejo de inferioridad terrible que le hace ser avaro, altanero y despreciar a todo el que no está en sintonía con sus intereses. A usted le quitan el cargo y el dinero y ¿qué es usted? El Charqueles.

Su obnubilación mental lo lleva a tratar de demostrar una superioridad inexistente, despreciándome con su silencio a mis escritos. Entérese bien de que yo, completamente insolvente y sin una sola propiedad, soy infinitamente más rico que usted.

Y no quiero hablarle de mi valiosísima fortuna, porque usted no tiene capacidad intelectual ni cultural para comprenderla. Sirva un simple detalle: si busca mi nombre en Internet, verá que aparezco por mis escritos y mis libros; si buscamos el suyo, será por su imputación en actos de corrupción o por algún acto en el que aparece en función de su cargo y no por su persona.

Atentamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta es una adaptación de la Carta abierta al alcalde de Águilas, Juan Ramirez Soto escrita por el señor Pepe Aguado, que va dirigida, esta vez al alcalde de Mazarron,Francisco Blaya

Excelentísimo señor:

En Mazarron si que huele a podrido.
Aunque parezca una locución propia de un título de prensa sensacionalista, es la pura realidad y así hay que decirlo: hay noches en las que cierro puertas y ventanas a cal y canto, para evitar que se cuelen los malos olores que circulan libremente por el pueblo, esas noches, no se puede pegar ojo, se nota en el ambiente un olor pestilente, a neumatico o plastico quemado, cuya procedencia no he logrado esclarecer todavía, pues hay vecinos que dicen que se debe a una u otra cosa.

Como no se puede determinar su procedencia opto por elucubrar la opcion mas probable
Como en este pueblo lo que sobran son invernaderos abandonados y los plasticos que los cubren y como estos desaparecen de un dia para otro, pues puede ser esto lo mas probable, se lo podria preguntar a la concejalia de medio ambiente pero vamos no creo que sirva para nada por su inoperancia y por “no molestar” a los caciques propietarios de invernaderos que dominan este pueblo, con tales milongas no sea que se fueran a molestar, ellos prefieren mirar para otro lado, cobrar y asi todos contentos.

Al Alcalde de Mazarron, Excelentísimo Sr. D. Francisco Blaya, no le importan para nada en absoluto ni los malos olores que tengamos que soportar los vecinos, ni la cultura, ni la vida del pueblo, ni el empleo joven, ni el ocio, ni el medio ambiente, ni que mazarron se convierta en un pueblo fantasma,… el alcalde es un patan palurdo e irresponsable completamente indigno para representar a este pueblo, por no saber ni se representa a si mismo,…, ni organizar una feria en el pueblo en condiciones, que le de un poco de vida, sabe, la atención de su unica neurona parece estar centrada en otras actividades; urbanísticas, según unos, y judiciales, según otros.



Vino a mi memoria la canción del "Cortijo famoso de los Mimbrales", donde se reunía "to er señorío" para la fiesta vaquera, y hasta me ilusioné con la esperanza de ser invitado algún día a una de estas celebraciones. Picado por la curiosidad, pregunté e mi interlocutor: "¿Dónde está ese cortijo?". Él, tras una sonora carcajada, me respondió: "No, hombre. No. El Charqueles es el Alcalde y Mazarron, su cortijo, porque aquí hace lo que le da la gana".

Entonces entré en situación y se desmoronaron mis ilusiones de participar en la fiesta vaquera. Además pensé que, aunque el Excelentísimo Señor Alcalde me invitase, ¿qué podría hacer yo? ¿Qué tema de conversación podría mantener con tan ilustre personaje? Reconozco con humildad que este seguro servidor, criado entre dignísimos paletos alcarreños a veces analfabetos, no está acostumbrado a esos ambientes, por no haberlos frecuentado.


Después, empecé a observar el estado en que se encuentra la ciudad, que las calles no tienen placas para identificarlas, en el asfalto, mas que agujeros hay autenticas simas, que esperaran para arreglarlas en condicones a que alguien se quede dentro, en el pueblo no hay un solo paseo o zona verde por donde los padres del pueblo paseen a sus hijos o simplemente una zona de esparcimiento de la gente, solo existe una plaza que se llena de moros, ecuatorianos y españoles tambien bebiendo cerveza y fumando porros, ambiente nada agradable a la vista (y a la salud) de los que vivimos aquí y de nuestros hijos, llegan los fines de semana y no hay un solo sitio donde ir en invierno, ni una terraza ni un simple sitio, un pueblo donde trabaja tanta gente parece un sitio muerto donde hay un vivero de empresas donde la juventud del pueblo cree su propio negocio y pueda hacerse su vida, no solo que vivan los de siempre y no dejen vivir a nadie mas, que tristeza, que inmensa tristeza de este pueblo… que ni una simple feria de tapa o de la huerta que tantas hay en la region y ni eso son capaces de organizar aquí, lo unico que hacen estos patanes es cobrar, favorecer a los de siempre, hacer la vida imposible y enchufar a sus acolitos en el ayuntamiento aparte de cobrar contribuciones astronomicas para pagar sus sueldos ¿es que nadie va a venir a investigar a estos parasitos en que se han convertido? En otros pueblos habra corrupción, pero al menos queda algo para el pueblo, ¿pero aquí? Si esto es un solar que estan dejando sin nada… es una situación lamentable y triste.

Cuando empecé a vivir en Águilas y me di cuenta del estado de descuido en que se encontraba la ciudad, me asaltaron las dudas y pensé "¿Es que este pueblo no tiene alcalde?". Después descubrí que sí lo tenía, cuando vi que, en una carpa enorme instalada en el puerto, subía un individuo, al que presentaron como el Sr. Alcalde, que me dejó sorprendido, tanto por su presencia como por la elocuencia de las palabras que pronunció. Aquel individuo era usted, Excelentísimo Sr. D. Francisco Blaya. Perdone mi sinceridad; pero en un pueblo tan bonito contrasta un alcalde tan feo.



Algunos vecinos, considerando mi poca experiencia en temas mazarroneros por ser un recién llegado, me advirtieron: "Aquí no te metas con el Alcalde, y los cuatro pudientes que dominan este pueblo, si no quieres que se te cierren todas las puertas. Son muy vengativo y, sin dar la cara, tratará de hacerte la vida imposible". "Águilas es una joya de pueblo; pero tiene un Ayuntamiento que es una vergüenza". Al calificarlo así, no me refería al bello edificio decimonónico donde tiene su sede, sino a ustedes, las autoridades responsables de su gobierno, y, al utilizar la palabra vergüenza, no aludía al exceso, sino a la escasez con que perciben ustedes esa sensación.





Excelentísimo Sr. Alcalde, por culpa de ustedes, los componentes de ese Ayuntamiento, el prestigio de Águilas está atravesando una auténtica crisis y su nombre se ve mancillado en las portadas de los periódicos. Es posible que a ustedes no les afecte para nada esta publicidad, si todavía no tiene otras repercusiones más dolorosas que se interpongan a sus proyectos; pero a los aguileños nos avergüenza que nuestro pueblo, que debería ser famoso exclusivamente por su belleza, su clima y demás atractivos, se vea en el ojo del huracán de los medios de comunicación por actos que, por muy presuntos que sean todavía, no dejan de ser indicios evidentes de corrupción institucionalizada.

Ustedes, cuando aparecen en público o en algún programa de televisión, se deshacen en declaraciones de amor inalterable a nuestro pueblo y garantizan que lo único que pretenden es trabajar con ahínco por el bien de todos los que moramos aquí; pero no son capaces de darse cuenta de que, en los actos de comunicación, cuentan no sólo las palabras, sino también lo que se llama "lenguaje corporal". El tartamudeo, el movimiento de las manos, la mirada, el énfasis que se impone cuando se quiere convencer de algo que el hablante sabe perfectamente que es mentira e infinidad de detalles dan un número extraordinario de pistas a cualquier persona dotada de un ápice de habilidad para captar la psicología de un individuo.

Esos detalles, incontrolados por ustedes, me hacen sospechar que entre las palabras y las intenciones de algunos de ustedes hay una diferencia abismal. Esta sospecha ha disminuido sus dudas inherentes cuando he observado recientemente al tránsfuga Clemente García, acogido por ustedes con tanto entusiasmo, asegurando que ha cambiado de partido para dar gobernabilidad al Ayuntamiento. Ofrece una imagen tan lamentable que hace pensar que se da cuenta de que nadie va a creerlo y, además, siente vergüenza de sí mismo. Es cierto que, cuando se concede a un partido la mayoría absoluta, se eleva al infinito el nivel de gobernabilidad; pero falta saber si eso es beneficioso para Águilas.

En la portada del periódico Forum Levantino, del 5 del mes en curso, se lee: "Clemente asegura que no dejará la política porque no hizo ‘nada ilegal' con Casanova". Mi desconocimiento de las leyes vigentes me impiden la osadía de quitarle la razón: es posible que todo sea legal. Ahora bien, aunque no soy un ciudadano especialmente versado en legislación, sí que puedo hablar de honestidad, con la solvencia suficiente para asegurar que ustedes están cometiendo un acto deshonesto: él, por traicionar a sus votantes, y usted, por aprovecharse de esa traición para convertirse en dueño y señor absoluto de este "cortijo".

Es evidente e indiscutible que los adjetivos "honesto" y "legal" no son sinónimos ni mucho menos. Una persona decente, procura que sus actos sean honestos; pero los sinvergüenzas se conforman con que parezcan legales, incluso aunque no lo sean. Con esto, me limito simplemente a filosofar y no estoy acusando a nadie de nada. La Justicia dictaminará, si es que puede, e incluso hay posibilidad de que su dictamen no esclarezca la situación y se mantengan las dudas.

Excmº. Sr. Francisco Blaya, es posible que sean ustedes unos auténticos santos; pero, ante los aguileños con quienes he hablado de este tema, dan ustedes la imagen de formar una mafia compacta que cuenta con la protección y el amparo de entidades superiores, tanto de Murcia como de Madrid, pues todo el mundo sabe lo que ocurre y, si sus partidos políticos tuviesen un ápice de esa dignidad de la que tanto presumen en los mítines, tomarían alguna medida para erradicar tanto desmadre absurdo y desvergonzado.

Águilas no es ni el cortijo del Charqueles, como me dijo aquel vecino, ni un negocio privado de nadie y quien lo considere como tal actúa de una forma corrupta y desvergonzada, aunque sus felonías queden impunes, por la posible defensa que pueda recibir de personas no menos corruptas que dirigen organismos superiores.



Por tanto, si usted cuenta con la defensa incondicional de Valcárcel y Rajoy y, encima, no tiene ningún problema de pudor ni vergüenza por su trayectoria ni por los últimos acontecimientos, ¿qué podemos esperar ya los aguileños?

De todas formas, no olvide que nada es eterno y los cargos, menos aún. Una suegra mía decía que "más vale ser bruto que alcalde, porque el alcalde cesa algún día; pero al que es bruto, no hay quien se lo quite en toda su vida". No hay duda, Excelentísimo Sr. Francisco Blaya, de que usted dejará usted de ser alcalde algún día.

Le ruego, una vez más, que me explique por qué, tanto cuando me acuesto como cuando me levanto, huele a podrido en mi casa y en mi barrio y, por su bien, le aconsejo que no permita que su silencio sea, de nuevo, un testimonio de su irresponsabilidad, su zafiedad y su mala educación. Entre las obligación por las que cobra un buen sueldo, está atender esta demanda.

Si, como deduzco después de haberlo oído hablar varias veces en público, tiene usted alguna dificultad para comprender plenamente el contenido de este escrito, puede recurrir a cualquier persona de confianza para que se lo explique o, en el peor de los casos, me responsabilizaría yo de que alguien se encargase de hacerle ese favor.

Comentando este escrito con una vecina de este pueblo, se ha quejado de que es una vergüenza para Águilas que en el programa Protagonistas, del prestigioso locutor Luis del Olmo, le hayan dado a su Alcalde (usted, Excelentísimo Señor) el premio TARUGO.





Antes de despedirme, Sr. Alcalde, quiero decirle que usted me da lástima. Usted tiene un complejo de inferioridad terrible que le hace ser avaro, altanero y despreciar a todo el que no está en sintonía con sus intereses. A usted le quitan el cargo y el dinero y ¿qué es usted? El Charqueles.

Su obnubilación mental lo lleva a tratar de demostrar una superioridad inexistente, despreciándome con su silencio a mis escritos. Entérese bien de que yo, completamente insolvente y sin una sola propiedad, soy infinitamente más rico que usted.

Y no quiero hablarle de mi valiosísima fortuna, porque usted no tiene capacidad intelectual ni cultural para comprenderla. Sirva un simple detalle: si busca mi nombre en Internet, verá que aparezco por mis escritos y mis libros; si buscamos el suyo, será por su imputación en actos de corrupción o por algún acto en el que aparece en función de su cargo y no por su persona.
Atentamente.